Aquí tenemos a Hebe con un chiton doblado y ceñido pajo el pecho. ¿Quién es Hebe? Ya la mencionamos antes, es la diosa de la Juventud, hija de Zeus y Hera, junto con Ares e Ilitía.

Como podemos ver, lleva una jarra y un… plato ancho. Esos son sus atributos (más que plato debería ser una copa, pero bueno), pues es la copera de los dioses. Es decir, se ocupaba de servirles néctar y ambrosía cuando estaban en plena reunión jugando con el destino de los mortales. O simplemente en un banquete. Ser copero era un cargo muy importante en las civilizaciones antiguas, era sólo para personas de confianza. Hebe no es la única copera de los dioses, de hecho. También lo fue Hefesto, aunque se reían de él, porque, comparándolo con Hebe, era mucho más feo que la joven doncella y, además, les hacía gracia como iba cojeando intentando llegar a todas partes donde se le requería. Sí, los dioses eran unos cabrones, esa es una verdad que trasciende religiones. Pero hay otro copero también famoso, Ganímedes. Ganímedes era un joven príncipe troyano, hijo de Tros y Calírroe, es decir, tío abuelo de Príamo, el rey que sufrió y perdió la Guerra de Troya. Ganímedes era un joven muy apuesto, así que Zeus, en forma de águila (o enviando a su águila) secuestró a Ganímedes y se lo llevó a los cielos. Luego ya envió a Hermes a decirle al padre que estuviese tranquilo, que su hijo sería uno de los inmortales y el copero de Zeus. O de todos los dioses, según la versión.

En algunos mitos, se dice que el rapto de Ganímedes fue motivado por la boda de Hebe. Cuento: Héracles recibe la túnica empapada en sangre del centauro Neso, se la pone y siente que se está quemando vivo. Intenta quitarse la túnica, pero no sirve de nada, así que decide suicidarse quemándose vivo, esta vez literalmente. Se muere. Pero los dioses lo consideran un héroe tan grande que deciden darle la inmortalidad y lo ascienden a la categoría de dios. Muy bien, ya es un inmortal. Como los griegos eran más pesados que los fans de ahora, que quieren emparejar a todos sus personajes de ficción favoritos, quisieron casar a Héracles de nuevo. Y lo juntaron con Hebe. Así que Hebe, que ahora iba a ser una mujer casada, debía dejar ese trabajo, por lo que se le buscó un sustituto. Y ese fue, cómo no, Ganímedes. Zeus salía ganando: conseguía un joven copero al que le pudiese dar palmaditas en el culo y acostarse con él y, como era su enamorado, no es como si Ganímedes fuese a encontrar a otra persona JAMÁS (no habría sido una buena idea), así que no tenía que preocuparse por buscar un relevo nunca más. Chachi.

Ahora pensad en Hera por un segundo. No sólo le dan la inmortalidad al bastardo de su marido que le da muchísima rabia porque ha intentado matar una y otra vez y arruinarle la vida y no lo consigue, sino que encima acaba casado con SU HIJA. Y aquí es donde “Upsi, resulta que Herácles y Hebe son hermanos. Bueno, da igual…”. Total, que si no fuera eso ya poco, que tiene que dejar que su hija se case con ese y pierda el honor de ser la copera, es reemplazada por un mortal que le calienta la cama a Zeus. Podemos suponer porque tenía tan mala hostia esta diosa, la verdad…

P.D: La de hoy sale en breves minutos (aunque para cuando salga ya será 31, ugh...)